Cuando Donald Trump prometió deportar a los 11.1 millones de inmigrantes indocumentados si llegaba a ser presidente, pocos le creyeron.
Aunque Trump modificó su postura cuando fue elegido presidente en noviembre, limitándola a dos o tres millones de personas, su promesa original llevó a un número cada vez mayor de extranjeros a solicitar la ciudadanía, el único beneficio de inmigración que protege realmente contra la expulsión a los nacidos en el extranjero.
Cifras recientes compiladas por la oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración de Estados Unidos (USCIS) parecen confirmar la conclusión de que cada vez más residentes permanentes solicitan la naturalización.
EN LOS ÚLTIMOS TRES MESES, LA MAYORÍA DE MIS CLIENTES QUE SON RESIDENTES LEGALES PERMANENTES ESTÁN SOLICITANDO LA CIUDADANÍA,
Wilfredo Allen, abogado de inmigración de Miami
En el año fiscal 2015, por ejemplo, se presentaron cerca de 782,975 solicitudes de ciudadanía, pero el número aumentó a casi un millón al año siguiente, cuando Trump se convirtió en candidato serio, mayormente porque se centraba en la cuestión inmigratoria.
A finales del primer trimestre del año fiscal 2017, que se extendió del 1 de octubre al 31 de diciembre del 2016, cuando Trump ya era presidente electo, el número de solicitudes de ciudadanía había llegado a 239,628, en comparación con 187,635 solicitudes en el primer trimestre del 2016, un aumento del 27.7 por ciento.
EN EL PRIMER TRIMESTRE DEL 2016 HUBO 187,635 SOLICITUDES DE CIUDADANÍA
“En los últimos tres meses, la mayoría de mis clientes que son residentes legales permanentes, y que pueden solicitar la naturalización, incluso si tienen dificultades con el inglés, lo están haciendo”, dijo Wilfredo Allen, abogado de inmigración de Miami.
Cuando Trump firmó una de sus primeras órdenes ejecutivas sobre inmigración, deteniendo temporalmente el programa de refugiados y la llegada de visitantes e inmigrantes de seis países mayormente musulmanes, algunos funcionarios estadounidenses indicaron que incluso los titulares de tarjetas verdes de esos países podrían ser excluidos.
Desde entonces se ha aclarado que los residentes permanentes con tarjeta verde no serán afectados. En tanto, la prohibición de viajes impuesta por Trump parece dirigirse a la Corte Suprema después que un tribunal federal de apelaciones la bloqueó la semana pasada.
EN EL PRIMER TRIMESTRE DEL 2017 HUBO 239,628 PETICIONES DE NATURALIZACIÓN
Otros abogados de inmigración se hicieron eco del análisis de Allen.
“Hemos observado un aumento de aproximadamente un 20 por ciento en el último año en el número de solicitudes que hemos presentado a USCIS, durante el período de enero del 2016 a abril del 2017”, dijo Eduardo Soto, un abogado de inmigración de Coral Gables. “Muchas de las personas que vienen a vernos indican una preocupación con la actual presidencia y su aparente agresividad hacia los inmigrantes”.
Jorge Rivera, otro abogado de inmigración en Miami, concordó.
“No hay duda de que hay más interés en ser ciudadano”, dijo. “Ha habido muchos casos de residentes permanentes que regresando a Estados Unidos y los han detenido en la frontera o en el aeropuerto, y los residentes permanentes están encontrando más dificultades, especialmente si tienen antecedentes penales”.
Por su parte, funcionarios del USCIS dijeron que el número de solicitudes de ciudadanía aumenta y disminuye de año en año, y que es difícil identificar una razón general para el aumento o la disminución.
“Las cifras de solicitudes fluctúan de año en año, e incluso dentro del mismo año. Por ejemplo, típicamente vemos las cifras más altas de marzo a mayo”, dijo Katie Tichacek Kaplan, vocera del USCIS. “A fin de cuentas, la decisión de naturalizarse es profundamente personal y es en última instancia una decisión individual”.
Varios inmigrantes que naturalizaron el viernes en la oficina de la USCIS en Miami tampoco citaron a Trump como razón de su decisión de solicitar la naturalización.
Su razón principal fue que han hecho su vida en Estados Unidos.
“La vida me empujó a esto”, dijo Marcus Rocha, de Brasil. “Vine con una visa de trabajo y luego recibí una tarjeta verde, y luego me dije: ‘Puedo solicitar la ciudadanía’ ”.
Rocha leyó el juramento de lealtad a Estados Unidos ante los otros 161 nuevos ciudadanos de 30 países.
Paola Pineda, de Argentina, dijo que solicitó la ciudadanía porque tiene hijos nacidos aquí y su vida hecha en este país.
“Este país me abrió sus puertas hace 18 años y me dio muchas oportunidades”, dijo.
Ana Laura Castillo, de México, se hizo eco de los mismos sentimientos.
“Mis hijos nacieron aquí”, dijo. “Este país ofrece grandes oportunidades”.
La preocupación por las deportaciones aumentó entre los extranjeros después que Trump tomó posesión del cargo el 20 de enero.
La preocupación se convirtió en un temor generalizado cuando, cinco días después de llegar a la Casa Blanca, Trump firmó su primera orden ejecutiva sobre inmigración, que obligó a funcionarios de inmigración a detener a inmigrantes que han sido condenados por delitos o que han sido acusados de cometer un delito. Además, cualquier extranjero que se encuentre en el país sin papeles puede ser detenido y colocado en proceso de deportación.
Esto marcó un cambio radical en las políticas de inmigración vigentes bajo la presidencia de Barack Obama, quien era percibido como más indulgente hacia los indocumentados. Durante el mandato de Obama, las autoridades de inmigración se concentraban mayormente en la detención y deportación de los extranjeros que habían sido condenados por delitos.
Trump lanzó su campaña presidencial el 15 de junio del 2015, y desde ese momento criticó fuertemente las políticas inmigratorias de Obama y a México, de donde viene la mayoría de los indocumentados.
“Cuando México envía a su gente, no nos están enviando lo mejor”, dijo Trump ese día. “Están enviando gente que tiene muchos problemas y traen esos problemas a nosotros, traen drogas, traen delincuencia, son violadores, y algunos, supongo, son buenas personas”.
Aunque fue rotundamente condenado por los activistas que defienden los derechos de los inmigrantes, algunos de quienes pronosticaron que su candidatura estaba condenada al fracaso, la declaración de Trump en última instancia no pareció haber infundado miedo entre los inmigrantes.
El número de solicitudes de ciudadanía para el cierre del año fiscal el 30 de septiembre del 2015 oscilaba alrededor de 782,000, una cifra no muy diferente de las 783,000 que había al cierre del año fiscal 2014.
Pero Trump causó impacto entre los inmigrantes durante la campaña con sus reiteradas amenazas de deportar a todos indocumentados y de hacer más estricto el cumplimiento de las leyes de inmigración.
Al cierre del año fiscal 2016 el pasado 30 de septiembre, el número de solicitudes de ciudadanía había llegado a 971,242, más que en el mismo período del año fiscal anterior, cuando fueron 782,975 solicitudes.
Para cuando Trump ganó en noviembre, se había convertido en héroe de sus partidarios, quienes concordaban con su promesa de librar a Estados Unidos de indocumentados, y de los grupos antiinmigrantes que desean reducir la inmigración legal.
Al cierre del primer trimestre del año fiscal 2017, el 31 de diciembre, las solicitudes de ciudadanía habían llegado a 239,628, un aumento del 27.7 por ciento sobre las presentadas en el primer trimestre del año anterior, del 1 de octubre al 31 de diciembre del 2016.