Datos publicados ayer por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) muestran que el número de niños inmigrantes que llegan a la frontera sur del país sin acompañante se ha disparado respecto al año pasado.
Concretamente, en lo que llevamos de año fiscal, es decir, desde octubre de 2015, la CBP ha registrado la llegada de 32 mil 952 menores de edad sin acompañante, mientras que en el mismo período del pasado año llegaron 18 mil 889. Es decir, que se ha producido un aumento del 74 mil 45 por ciento de un año a otro.
COMO EN 2014. Los 32 mil 952 niños inmigrantes, llegados desde diversas regiones de Centroamérica en estos 8 meses son apenas 7,018 menos que los que llegaron en todo el año fiscal de 2014-15. Sin embargo, la cifra sí se puede equiparar a la de 2014, cuando entre octubre de 2013 y abril de 2014 la CBP detuvo a 36 mil 280 menores sin acompañante.
Entonces, la oleada de migración infantil proveniente de Centroamérica se calificó sin dudar de “crisis humanitaria”, y las cifras dejan claro que en este 2016 nos encontramos en una situación preocupantemente parecida.
VIGILANCIA. Por ello, el portavoz de la CBP, Jim Burns, afirmó ayer una vez presentados los datos que Seguridad Nacional y sus asociados en el Gobierno, siguen ”trabajando intensamente para abordar las causas subyacentes de esta migración, para disuadir de futuros aumentos, para asegurar aún más nuestra frontera“. Burns afirmó también que apoyan “los esfuerzos regionales” para proteger a “las poblaciones vulnerables en América Central”.
El portavoz del CBP reiteró que la mayoría de los niños que llegan a la frontera sur de EU lo hacen desde El Salvador, Honduras y Guatemala, donde sigue existiendo un alto nivel de violencia.
MANIFESTACIÓN. Por otra parte, pero también ayer, un par de decenas de personas se manifestaron en Los Ángeles para protestar contra la precandidata demócrata Hillary Clinton, a quien acusaron de pedir “abiertamente” la deportación de los niños inmigrantes que llegan a EU sin acompañantes. Los manifestantes llegaron a llamar a la ex secretaria de Estado “criminal de guerra”, y exigieron el fin de las redadas fronterizas.